«¿LOS ÁRBOLES PROMUEVEN LA LLUVIA?».

Juegos serios para analizar estrategias de manejo forestal contra la desertificación.

Fuente: THE CONVERSATION

Autoras: Itxaso Ruiz. Investigadora postdoctoral, BC3 – Basque Centre for Climate Change y Ambika Markanday Investigadora postdoctoral, BC3 – Basque Centre for Climate Change

Si hubiera más vegetación en estas áreas costeras, las brisas marinas podrían transportar gradualmente su humedad hacia el interior e incrementarla, lo que resultaría en precipitaciones en las regiones montañosas de la cabecera de la cuenca, proveyendo de agua a todo el sistema hidrológico.

En el Mediterráneo occidental, tanto el cambio climático como los cambios históricos en la forma en que utilizamos la tierra han generado importantes transformaciones ambientales. Estas transformaciones están estrechamente ligadas a la migración de la población desde las zonas del interior hacia las costas durante la segunda mitad del siglo XX, un fenómeno conocido como éxodo rural o abandono rural.

Este éxodo rural ha generado una concentración de actividades económicas en las zonas costeras, lo que ha dado lugar a la expansión de las áreas urbanas e industriales, así como a la degradación del medio costero y la explotación excesiva de los recursos naturales allí presentes.

Mientras tanto, las áreas del interior han experimentado una marcada disminución y envejecimiento de la población y una densificación excesiva de los bosques en tierras que solían ser cultivadas. Estas dos dinámicas son factores clave en la desertificación de la costa mediterránea, aumentando el riesgo de incendios forestales y de escasez de agua, entre otros desafíos ambientales.

Sin embargo, el conocimiento sobre cómo los bosques influyen en el ciclo del agua ofrece una posible ayuda para abordar estos desafíos.

Gestión forestal para aumentar la lluvia local

Durante el verano, la costa mediterránea occidental recibe brisas marinas por la tarde que viajan hacia el interior. Cuando estas brisas pasan sobre bosques –en comparación con áreas urbanas y otros terrenos rurales como pastos– absorben su humedad y se vuelven más densas. Esto se debe a que los bosques tienen una alta capacidad de evapotranspiración, lo que significa que liberan más humedad en el aire circundante.

Como resultado, estas brisas más cargadas de agua tienen más probabilidades de chocar con montañas, generando lluvia, un fenómeno conocido como precipitación orográfica. De esta forma, la presencia de bosques fomenta un mayor reciclaje del agua, generando lluvia local.

Esta idea ha llevado a proponer la aplicación de estrategias de manejo forestal para combatir la desertificación en la región del Mediterráneo occidental. Por ejemplo, una de ellas consiste en reducir la densidad de árboles en los bosques interiores, ya que una excesiva densidad agota los recursos hídricos del suelo durante el verano, lo que dificulta que los árboles liberen agua a través de la transpiración.

Otra estrategia es aumentar la vegetación en áreas industriales y urbanas, especialmente en las zonas costeras. Allí el choque entre brisas marinas, frescas y húmedas, con aire cálido y seco de la costa causa fuertes precipitaciones o que la brisa marina coja altura y siga su viaje hacia el interior más allá de la cabecera de la cuenca.

Sin embargo, si hubiera más vegetación en estas áreas costeras, las brisas marinas podrían transportar gradualmente su humedad hacia el interior e incrementarla, lo que resultaría en precipitaciones en las regiones montañosas de la cabecera de la cuenca, proveyendo de agua a todo el sistema hidrológico.

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